Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO tanto la ciudad como el Camino
de Santiago, también nombrado Primer Itinerario Cultural de Europa. De
verdad que si no existiese, habría que inventarla. El granito es el
material que contiene la vida en la ciudad escogida por la lluvia. Un
núcleo de casi cien mil habitantes, gran parte población universitaria,
por la que pasan cada año más de tres millones de visitantes.
El circuito alrededor de la Catedral y sus plazas concentra los principales lugares turísticos. La Plaza del Obradoiro, a la que conducen calles peatonales, siempre sorprende por su amplitud. En el interior de la catedral, es imprescindible el Pórtico da Gloria, obra de un románico con nombre propio, el Maestro Mateo, y los tradicionales rituales de la peregrinación. Pero antes de entrar al templo, conviene detenerse en el exterior de la plaza formada por la propia fachada barroca de la catedral y a un lado de la escalinata, el Pazo de Xelmirez. Al norte, la fachada plateresca del Hostal de los Reyes Catolicos, fundado como hospital de peregrinos; al oeste, el edificio neoclásico del Pazo de Raxoi, en la actualidad Casa Consistorial; al sur, el Colexio de San Xeome, sede del Rectorado, que luce hacia el Obradoiro su conservada puerta medieval y contiguo el Pazo de Fonseca con entrada por la plaza del mismo nombre.
El otro gran espacio abierto es la Praza da quintana, con dos alturas unidas por una escalinata. En el plano superior o Quintana dos Vivos, destaca la Casa de la Parra. En el inferior y más extensa Quintana dos Mortos, la Casa da Conga. El impenetrable frontal de ventanas enrejadas y el banco corrido pertenece al Monsteiro de San Paio de Antealtares. Para entrar en la catedral figura la Porta Santa, sólo abierta en Año Jubilar.
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El circuito alrededor de la Catedral y sus plazas concentra los principales lugares turísticos. La Plaza del Obradoiro, a la que conducen calles peatonales, siempre sorprende por su amplitud. En el interior de la catedral, es imprescindible el Pórtico da Gloria, obra de un románico con nombre propio, el Maestro Mateo, y los tradicionales rituales de la peregrinación. Pero antes de entrar al templo, conviene detenerse en el exterior de la plaza formada por la propia fachada barroca de la catedral y a un lado de la escalinata, el Pazo de Xelmirez. Al norte, la fachada plateresca del Hostal de los Reyes Catolicos, fundado como hospital de peregrinos; al oeste, el edificio neoclásico del Pazo de Raxoi, en la actualidad Casa Consistorial; al sur, el Colexio de San Xeome, sede del Rectorado, que luce hacia el Obradoiro su conservada puerta medieval y contiguo el Pazo de Fonseca con entrada por la plaza del mismo nombre.
El otro gran espacio abierto es la Praza da quintana, con dos alturas unidas por una escalinata. En el plano superior o Quintana dos Vivos, destaca la Casa de la Parra. En el inferior y más extensa Quintana dos Mortos, la Casa da Conga. El impenetrable frontal de ventanas enrejadas y el banco corrido pertenece al Monsteiro de San Paio de Antealtares. Para entrar en la catedral figura la Porta Santa, sólo abierta en Año Jubilar.
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