Iniciamos nuestro recorrido por la ciudad de Ourense en su señal de identidad por antonomasia, las Burgas, fuentes de aguas termales que manan a 67º, y que favorecieron los primeros asentamientos humanos en el lugar. Tomamos camino por la calle Barreira y llegamos a la Praza Maior, centro de la ciudad antigua, donde surge la Casa Consistorial y el Museo Arqueológico (también conocido como Pazo do Bispo).
Estamos en una zona con un gran sabor medieval, en un entorno que parece retrotraernos en el tiempo. Se subimos por una escalinata situada en uno de sus costados llegaremos a la Iglesia de Santa María Madre, que en su portada conserva columnas del s. VI, vestigios de la primitiva catedral sueva de los tiempos en los que Ourense fue la capital del reino germánico. Cruzamos la plaza de la Magdalena fijándonos en su hermoso cruceiro y nos encaminamos a la del Trigo, en la que se comerciaba en tiempos pretéritos con este cereal, rodeada por soportales y casas nobles y con la denominada Fonte Nova en el centro. Se prolonga en la plaza de Damas, que fue patio de naranjos de la Catedral.
Llegamos así a la Catedral, templo románico de transición al gótico
con aires de fortaleza. Conviene que nos detengamos a hacer una visita
detallada, recomendándose especialmente la Capilla Mayor, la Capilla
del Santo Cristo, el Cimborio, el Pórtico do Paraíso, de clara
influencia de la escuela compostelana del Maestro Mateo, y el Claustro
(conocido cómo Claustra Nova), en el que se sitúa el museo
catedralicio. La visita al templo, con sus claroscuros, múltiples
capillas y ambientes parece introducirnos en una atmósfera y universo
realmente mágico. hoteles en orense
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